miércoles, 11 de marzo de 2015

Hillary Clinton se defiende (III)



Hillary Clinton (D) quiere convertir el asunto de sus emails en una disputa partidista para reunir a los demócratas en torno a ella y no tener que dar explicaciones de los correos que ha borrado, es la conclusión de Mark Halperin y John Heilemann en Bloomberg TV.

MARK HALPERIN: "El hecho de que borrara sus emails personales, como he dicho antes, no lo entiendo. Quiero decir, ¿se estaba quedando sin espacio en el servidor porque estaba descargando canciones de Barry Manilow? ¿Por qué necesitaba hacer espacio en el servidor para borrar los emails sobre la boda de Chelsea? Eso va a hacer que la gente sospeche."

JOHN HEILEMANN: "¿Por qué los borró? ¡Nadie los borra! Y estamos hablando aquí, basándonos en el proceso de revisión citado en este documento de Clinton, de 30,490 emails aportados al Departamento. 31,830 eran privados, cartas personales. Más de la mitad de los emails que envió eran personales. Y yo tengo que decir, mira. Puede que eso sea todo: todos simpatizan con eso. Hay correspondencia electrónica privada que tú, yo, ni nadie querríamos nunca que alguien la viera, pero los titulares, los dos grandes titulares son: en primer lugar, destruyó miles de emails; en segundo lugar, como ha tuiteado alguien, "Nixon no quemó sus cintas pero Hillary ha destruido sus emails." Esas no son buenas conclusiones de todo esto."

MARK HALPERIN: "Sin embargo, te diré que esta actuación de hoy calma a los demócratas. Y esto, de momento, los ha complacido bastante con que es un asunto partidista y eso funciona en su beneficio."

JOHN HEILEMANN: "Y enciende a los republicanos."

Dan Balz (The Washington Post) opina que el mensaje de Hillary se redujo a tres palabras: "Confiad en mí."

"La rueda de prensa del martes ofreció una pista sobre cómo podría ser el futuro - y se parece mucho al pasado, con una polémica creciendo hasta que no había otra salida que hablar en público sobre ello y una presión mediática que ningún otro candidato atraería," escribe Balz. "Algunos políticos que se enfrentaron a problemas similares permanecieron delante de un micrófono hasta que los reporteros agotaron todas sus preguntas. Clinton escogió cortar el interrogatorio después de solo unos veinte minutos."

Balz cree que Clinton "se las arregló para salir de la rueda de prensa sin sufrir ningún daño adicional obvio, a pesar de que no satisfizo a todos con sus respuestas."

En cuanto a la polémica de los miles de emails borrados, para Balz "es una señal de la desconfianza que Clinton debe tener por todos los que ella cree que le quieren hacer daño, un reflejo de los instintos que ha desarrollado durante años y muchos ecándalos que han rodeado a los Clinton - reales o no."

Conclusión: "La polémica sigue cociéndose a fuego lento, con cada parte con más ganas de hincar el diente que antes de la rueda de prensa de Clinton. En medio están esos americanos que todavía están a muchos meses de saber lo que harán en noviembre de 2016. Clinton les pide su confianza, pero tendrá que ganársela en el transcurso de la larga campaña que viene."

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