jueves, 6 de agosto de 2015

Howard Schultz: no tengo intención de presentarme


"A pesar de los ánimos de otros, no tengo intención de entrar en la refriega presidencial," declara Howard Schultz (D) hoy en un artículo que escribe en las páginas de The New York Times. "No he terminado mi tarea en 'Starbucks.'"

Lo que llama la atención es que aparte de esas dos frases, el resto del escrito parece propio de alguien que está de autopromoción y con ganas de tener voz en la política; como un globo sonda que uno suelta para analizar las reacciones, sabiendo que cuantas más veces dice uno en público que no quiere presentarse, más le insisten sus seguidores y patrocinadores en que lo haga.

El presidente de Starbucks recuerda su experiencia vital y se lamenta de que "para demasiados americanos, la creencia que me propulsó a mí, por la que tuve la oportunidad de escalar en la escalera de la prosperidad, se ha visto mermada enormemente."

Schultz, que es judío, pone como ejemplo el tipo de liderazgo del Papa Francisco y lo contrasta con "un pelotón de aspirantes presidenciales incapaces de elevarse por encima del mezquino politiqueo. Sé que los candidatos quieren atenerse a los fieles del partido en época de primarias, pero los desafíos que enfrentamos hoy son demasiado urgentes como para permitirnos otras elecciones de status-quo. No podemos permitirnos más falsas promesas, lemas, teatro y oro de tontos. Nuestra nación ha sido profundamente perjudicada por la falta de urbanidad y coraje en Washington, donde los líderes de ambos partidos han abdicado de su responsabilidad de forjar compromisos razonables para expandir la economía, reconstruir nuestras infraestructuras, mejorar las escuelas, transformar los programas de ayudas sociales y mucho más. Nos hemos vuelto demasiado insensibles a las horrendas medidas que definen la América de hoy, desde la deuda estudiantil hasta la dependencia de los cupones para alimentos y el tamaño de nuestra población reclusa."

"Nuestro país se merece un candidato lo suficientemente valiente como para seleccionar a un miembro del otro partido como su compañero de fórmula," escribe Schultz. "Nuestro país se merece un Presidente lo suficientemente humilde como para ver el liderazgo no como un derecho sino como un privilegio."

Los americanos cansados de la política de siempre "deberían demandar a cada candidato una respuesta clara a una pregunta sencilla: ¿Qué harás para unirnos a todos?"

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